En casa la llamamos "la sal pija" porque su precio es desorbitado. Fue un regalo que le hice unas Navidades a mi churri porque siempre me comentaba lo graciosa que le parecía cuando ibamos a nuestra boutique de café habitual y la veíamos expuesta.
Nada sé de sus supuestas virtudes pero si os puedo asegurar que es diferente de la sal común. Para empezar es una sal "sosa" aunque parezca una incongruencia. La uso para sazonar las carnes y pescados a la plancha que es donde mejor se aprecia su sabor. Pero curiosamente poniendo la misma cantidad que de sal común, los alimentos saben más sosos. Hay de diferentes tipos, que partiendo de la sal rosada, se le han añadido diferentes condimentos. La que más nos gusta es una que precisamente no aparece en la foto porque es la que tenemos normalmente en el molinillo, aderezada con hierbas provenzales, me parece reconocer. De las que se ven en la foto, una debe de estar condimentada con especias orientales a juzgar por el olor que no me he atrevido a utilizar aún, otra parece llevar cayenas pequeñitas y la que se ve más rosa es la Sal del Himalaya propiamente dicha sin ningún aderezo adicional.
Os animo a probarla alguna vez como curiosidad :-)
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